La inclusividad Un
proceso consistente en responder a la diversidad de necesidades de
todos los alumnos y satisfacerlas mediante una mayor participación en el
aprendizaje, las culturas y las comunidades, así como en reducir la
exclusión dentro de la educación y a partir de ella (Booth, 1996).
Supone cambios y modificaciones en el contenido, los métodos, las
estructuras y las estrategias, con un enfoque común que abarque a todos
los niños y niñas de la edad apropiada y la convicción de que incumbe al
sistema oficial educar a todos”.

Pero el término integración
lo podemos asociar, últimamente, más al alumnado con necesidades
educativas, que se “Integra” en centros ordinarios o aulas ordinarias
para convivir entre sus iguales y no al margen de la sociedad.
La Educación Inclusiva
va más allá que esto, ya que no piensa solo en los alumnos con
necesidades sino que diseña una educación que debe estar pensada
en todos y cada uno de los niños y niñas que forman el grupo clase, con
niveles competenciales diferentes, con necesidades y procedencias
distintas. La escuela inclusiva trata de dar al alumnado:

La educación inclusiva
es, por ello, un concepto que va más allá que el de integración; porque
hay que entenderlo desde la propia escuela, donde todo el alumnado
aprende junto, independientemente de que tenga necesidades educativas o no.
¿Pero
realmente nuestra escuela actual es inclusiva? Alguna vez me he
encontrado con verdaderas resistencias por parte de maestros y maestras a
que, por ejemplo, el alumnado de Aulas Enclave se pueda integrar en las aulas ordinarias.
¡Qué si me rompe el ritmo de la clase!
¡Qué yo no puedo atenderlo porque ya tengo 25 más! Etc, etc.
Pero,
ahí no está el verdadero problema, sino con aquellos alumnos que
careciendo de informes psicopedagógicos, sin estar “etiquetados” como de
necesidades educativas, sí que presentan necesidades sociales y
educativas, que sin llegar a ser “catalogables” sí que sufren un
traspiés tras otro para tener una verdadera atención individualizada.
Por ello, es importante que cambiemos el chip, y cuando hablemos de inclusividad
no pensemos solo en el alumnado con necesida
Comentarios
Publicar un comentario